Cradle‑to‑Gate (C2G)

‍Cradle‑to‑Gate (C2G) abarca todas las etapas comprendidas entre la extracción y el procesado de materias primas y la salida del producto acabado por la puerta de fábrica.

Omite el transporte al cliente, la fase de uso y el fin de vida, y es el límite de sistema más utilizado en Declaraciones Ambientales de Producto (EPD) para sectores intensivos (cemento, acero, aluminio, química) y para comparaciones B2B de impactos incorporados.

Etapas incluidas en el alcance C2G

• Extracción y beneficio de recursos minerales, agrícolas o forestales.
• Transformación primaria (fundición, clinkerización, polimerización).
• Producción de energía interna (calderas, cogeneración).
• Fabricación, ensamblaje y embalaje hasta almacén de expediciones.
• Gestión de residuos y emisiones generados in‑house (vertido, incineración, depuración HEPA/ESP).

Metodología paso a paso según ISO 14044

1. Definir objetivo y alcance: unidad funcional (p.ej., 1 t de clinker, 1 kg de PET granza).
2. Recoger datos primarios: consumos de materias primas, combustibles, agua, electricidad, aditivos, transporte interno.
3. Asignar alburdos en caso de coproductos (economía, masa, energía).
4. Inventario LCI: modelar flujos con bases ecoinvent v3.9, GaBi, Agrifootprint.
5. Evaluación de impacto LCIA: indicadores GWP100, AWARE, CED, ADP (Abiotic Depletion Potential).
6. Interpretar resultados y hot‑spots: establecer acciones de ecodiseño o cambio de proveedor.

Indicadores clave para compras responsables

• Huella de carbono incorporado (kg CO₂e) por unidad funcional.
• Agua azul incorporada (m³) ponderada por factor AWARE.
• Contenido reciclado (%) y reciclabilidad potencial.
• Energía primaria no renovable (MJ).
• Índice de circularidad material (MCI) para materiales críticos.

Ventajas operativas del límite C2G

• Requiere 30‑50 % menos datos que un ACV Cradle‑to‑Grave, agilizando la obtención de huellas.
• Comparabilidad entre proveedores en licitaciones de obra pública y compras verdes.
• Foco en impactos incorporados que representan hasta el 80 % del GWP en edificios de consumo casi nulo.
• Favorece ecodiseño temprano, permitiendo cambios de material o mezcla de clínker antes de la fase uso.

Limitaciones y consideraciones

• No captura emisiones de la fase de uso (p.ej., limpiadores, pinturas, neumáticos).
• Puede subestimar impactos si el mantenimiento o la energía de uso son intensivos.
• Riesgo de optimización local sin considerar reciclabilidad real ni infraestructura disponible.
• Necesidad de armonizar bases de datos para metales con cobertura regional coherente.

Caso de estudio: Panel de fachada de aluminio (UE, 2024)

• Unidad funcional: 1 m² de panel termo‑lacado.
• Huella C2G inicial: 46 kg CO₂e · 1.200 MJ · 0,9 m³ agua azul.
  • Bauxita → aluminio primario: 83 % del GWP.
  • Lacado en polvo: 11 %.
  • Embalaje y energía auxiliar: 6 %.
• Intervención: sustitución 50 % de aluminio primario por chatarra posconsumo + energía PPA solar 100 %.
• Resultado C2G: 23 kg CO₂e (‑50 %), 640 MJ (‑47 %), 0,4 m³ agua (‑55 %).
• Costo incremental: +6 %, recuperado en dos años vía exigencias de edificios cero emisiones (Level(s)).

Conexiones reglamentarias y de mercado

• Reglamento ESPR: el Pasaporte Digital de Producto exigirá reporte C2G para durabilidad y contenido reciclado.
• Taxonomía Verde UE: proyectos de construcción deben acreditar ≤ 0,4 t CO₂e/m² incorporado hasta Gate.
• Programas LEED v4: crédito MRc1 premia EPD C2G + reducción del 10 % en dos materiales clave.
• CBAM: importaciones de cemento y acero deben declarar emisiones C2G para ajuste en frontera.

Evolución hacia modelos circulares

• Incorporar take‑back schemes y re‑manufactura para cerrar el bucle y migrar a Cradle‑to‑Cradle.
• Diseñar productos como servicio (PaaS) que mantengan propiedad del fabricante y faciliten retorno.
• Integrar gemelos digitales de materiales para seguimiento de contenido reciclado a lo largo del ciclo.

El enfoque Cradle‑to‑Gate combina rigor y practicidad: permite comparar materias y proveedores, optimizar la huella de carbono incorporada y cumplir con regulaciones emergentes. Si bien no captura toda la vida útil, es un paso decisivo hacia la circularidad y la transparencia ambiental, especialmente cuando se complementa con datos de uso y fin de vida en estrategias de mejora continua.