La valorización energética de residuos consiste en aprovechar el contenido energético de los desechos no reciclables para generar electricidad, calor o combustibles alternativos. Se trata de un proceso intermedio en la jerarquía de gestión de residuos, situado por encima del vertido en la escala de prioridades, pero por debajo de la prevención, la reutilización y el reciclado.
Este enfoque busca dar un uso útil a los residuos que, de otro modo, acabarían en vertederos, reduciendo al mismo tiempo el consumo de combustibles fósiles. En la práctica, la valorización energética se realiza mediante incineración controlada con recuperación energética, coincineración en cementeras y procesos avanzados como la gasificación o la pirólisis.
En España, representa aún un porcentaje reducido respecto a otros países europeos, pero se considera clave para alcanzar los objetivos de la Directiva Marco de Residuos (2008/98/CE) y el Paquete de Economía Circular de la UE.
La valorización energética persigue tres objetivos principales:
En este sentido, se diferencia claramente de la simple eliminación mediante incineración sin recuperación, considerada en la jerarquía de gestión como una de las opciones menos sostenibles.
Existen diferentes tecnologías aplicadas según la naturaleza del residuo y los objetivos energéticos:
La más extendida en Europa. Consiste en la combustión controlada de residuos en hornos especializados, con sistemas de depuración de gases y aprovechamiento del calor para generar vapor y electricidad.
Las cementeras utilizan residuos como combustible alternativo en sus hornos, sustituyendo parcialmente al coque de petróleo.
Proceso termoquímico en ausencia parcial de oxígeno que produce syngas (gas de síntesis), utilizable para generar electricidad o como materia prima en procesos químicos.
Descomposición térmica en ausencia de oxígeno que produce aceites pirolíticos, gases y carbón sólido (char).
Aplicada a residuos orgánicos biodegradables. Genera biogás (metano y CO₂) y digestato que puede emplearse como fertilizante.
La valorización energética está regulada en el marco de la legislación comunitaria y española:
Además, la UE emplea el criterio R1 de eficiencia energética para distinguir entre valorización y eliminación. Solo las plantas que superan un umbral de eficiencia son consideradas instalaciones de valorización.
La valorización energética también suscita debates:
La valorización energética forma parte del modelo de economía circular, aunque con un papel complementario al reciclaje. Según la jerarquía europea:
Es decir, se considera una solución de último recurso para aquellos residuos no reciclables de forma técnica o económicamente viable. En este contexto, se la concibe como una alternativa transitoria hacia una economía con menos vertidos y mayor aprovechamiento de recursos.
La valorización energética de residuos es una herramienta estratégica en la gestión sostenible, ya que permite reducir el vertido y aprovechar los residuos como recurso energético. En España, su desarrollo es aún limitado, pero tiene un gran potencial si se combina con políticas de prevención y reciclaje.
El reto es lograr un equilibrio: usar la valorización energética como complemento al reciclaje, garantizando una gestión integral de los residuos que contribuya a los objetivos europeos de economía circular y neutralidad climática.
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