La externalización del consumo de agua describe el fenómeno por el cual un país, una región o una empresa traslada a otros territorios la mayor parte de la huella hídrica necesaria para producir los bienes y servicios que consume.
Este intercambio se materializa a través del comercio de productos que incorporan grandes volúmenes de agua virtual —sobre todo alimentos, fibras y recursos energéticos— y supone una redistribución global de la presión sobre los recursos hídricos.
El término ganó relevancia tras los estudios de John A. Allan en la década de 1990, cuando demostró que Oriente Próximo importaba cereales en lugar de producirlos localmente para ahorrar agua. Desde entonces, la externalización se emplea para analizar dependencias hídricas ocultas y diseñar estrategias de seguridad alimentaria y climática.
Balance neto de agua virtual = Importaciones – Exportaciones
El calentamiento global redistribuye la lluvia y multiplica las sequías. Según proyecciones del IPCC (SSP2‑4.5), el Sahel perderá hasta un 12 % de precipitación media a 2050; países que hoy importan de esta región deberán reorientar su abastecimiento o invertir en adaptación local.
La externalización se integra con balance hídrico (aclara déficits encubiertos), estrés hídrico (presión física real) y huella hídrica corporativa (impacto a lo largo de la cadena de suministro). También se relaciona con la neutralidad hídrica, pues las compañías que compensan su consumo deben considerar el agua virtual de sus insumos.
La externalización del consumo de agua revela interdependencias críticas en un mundo donde la seguridad hídrica y alimentaria se ve amenazada por el clima y la presión demográfica. Incorporar este indicador en políticas comerciales, inversiones y estrategias empresariales es imprescindible para evitar transferir el problema de la escasez de unas regiones a otras.
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La Agenda 2030 es el plan de acción adoptado por los 193 Estados Miembros de las Naciones Unidas en septiembre de 2015.
El concepto de agua virtual importada se refiere al volumen total de agua dulce (verde, azul y gris) que un país, región o empresa incorpora indirectamente cuando compra bienes y servicios producidos en otros territorios.
Descubre qué es el ajuste en frontera hídrico, cómo se inspiraría en el CBAM de carbono de la UE y qué implicaciones tendría para importadores, productores y cuencas con estrés hídrico.
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