Qué es el Inventario del Ciclo de Vida y cómo se utiliza en la sostenibilidad

El Inventario del Ciclo de Vida (ICV) es la lista completa y cuantificada de todos los flujos de materia, energía, agua, emisiones y residuos que atraviesan un sistema producto desde la extracción de materias primas hasta su fin de vida. Sin un ICV riguroso, un Análisis de Ciclo de Vida (ACV) puede desviarse hasta un 20 % y perder credibilidad ante reguladores, clientes e inversores.

En este artículo, vas a descubrir qué es el Inventario del Ciclo de Vida (ICV) y por qué es una ventaja competitiva en materia de sostenibilidad.

Si deseas repasar conceptos sobre el ACV, puedes consultar nuestro artículo: Análisis de Ciclo de Vida: cómo evaluar el impacto ambiental de un producto. También puedes ahondar en los Métodos y herramientas para el Análisis de Ciclo de Vida.

¿Qué información contiene un ICV?

Un ICV reúne, con unidades verificables, las toneladas de materia prima, los kilovatios hora de electricidad, los metros cúbicos de agua y los kilogramos de emisiones o residuos que intervienen en cada etapa del ciclo de vida: extracción, transformación, distribución, uso y fin de vida. Esa trazabilidad permite convertir el discurso de sostenibilidad en métricas auditables.

¿Por qué el Inventario del Ciclo de Vida (ICV) determina la credibilidad de la sostenibilidad corporativa?

Un ICV auditado es esencial para la credibilidad de la sostenibilidad corporativa, ya que permite reducir la incertidumbre en la medición de la huella de carbono e hídrica a niveles mínimos, hecho que incrementa la confianza de inversores y clientes. Por ejemplo, los fondos que aplican criterios ESG suelen ofrecer condiciones financieras más favorables a empresas que disponen de un ICV verificado.

Además, la publicación de un ICV puede mejorar notablemente la reputación de marca, tal como se ha observado en estudios de fabricantes que, tras publicar su inventario, experimentaron mejoras significativas en su posicionamiento y percepción en el mercado.

Pasos para elaborar un Inventario del Ciclo de Vida sólido

El proceso para elaborar un Inventario del Ciclo de Vida (ICV) robusto se compone de varias fases claramente definidas:

Definir alcance y unidad funcional

Elige un límite “cuna-a-tumba”, como por ejemplo, un litro de pintura. El diagrama de flujo firmado por dirección elimina lagunas y solapamientos.

Mapear procesos y subprocesos

Dibuja un esquema con nodos numerados (inyección, secado y empaquetado) que posteriormente enlaza con lecturas de contadores y hojas de proceso.

Recoger datos primarios

Extrae información de caudalímetros, contadores energéticos y sistemas SCADA en planta. El error energético de cierre debe quedar por debajo del 5 % para considerarse coherente.

Completar con datos secundarios de calidad

Algunas bases de datos cubren las etapas sin medición directa, pero su uso no debería sobrepasar el 50 % del total si se aspira a una Declaración Ambiental de Producto (DAP).

Verificar balances y documentar supuestos

Un balance masa-energía con desviación inferior al 5 % da luz verde al inventario. Toda suposición queda registrada para la auditoría ISO 14044.

Caso práctico: salsa de tomate con riego de alta eficiencia

En una planta navarra, el ICV permitió identificar que el 62 % de la huella hídrica del producto provenía del tomate cultivado en Murcia. Como respuesta, la empresa optó por cambiar a proveedores que utilizaban riego por goteo presurizado. Esta acción resultó en una reducción del 28 % en la huella azul y una disminución del 7 % en el coste de la materia prima en solo seis meses.

Además, el periodo de retorno de la inversión fue de 11 meses, impulsado por la reducción en tasas de vertido y una mejora en la reputación que permitió incrementar los precios de venta en un 4 %.

Cómo convertir el ICV en una ventaja competitiva

El ICV permite localizar los puntos críticos o “hot-spots” donde se concentra la mayor parte del impacto ambiental, facilitando la priorización de acciones y duplicando el retorno de inversión en mejoras. Permite también cuantificar el ecodiseño, como la reducción del gramaje de envases, hecho que se traduce en una disminución directa de las emisiones asociadas.

Los informes respaldados por un ICV auditado superan con facilidad auditorías de sostenibilidad y due-diligence de organismos como CDP y Sustainalytics.

Además, contar con un ICV robusto fortalece la posición de la empresa en negociaciones comerciales, permitiendo demostrar ventajas ambientales frente a la competencia.

Mide con el Inventario del Ciclo de Vida y lidera la estrategia corporativa en materia de sostenibilidad

El Inventario del Ciclo de Vida transforma promesas verdes en métricas verificables. Integrarlo en tu hoja de ruta te permite justificar cada euro invertido en sostenibilidad, acceder a financiación más barata y, sobre todo, diferenciar tu marca con evidencia irrefutable.

Puedes complementar el ICV con la huella hídrica corporativa, los Cupones ACCIÓ y las estrategias de ecodiseño para liderar con datos y no con suposiciones.

Preguntas frecuentes sobre el Inventario del Ciclo de Vida (ICV)

¿Cuál es la diferencia entre datos primarios y secundarios?

Los primarios se miden en planta, mientras que los secundarios proceden de bases de datos reconocidas. Para una Declaración Ambiental de Producto se exige que al menos la mitad del inventario sea primario.

¿Cuánto tiempo lleva recopilar un ICV?

Mientras que un artículo simple requiere entre cuatro y seis semanas, cuando se trata de un sistema complejo, como por ejemplo, un vehículo completo, puede tardar de tres a seis meses.

¿Se necesita software especializado?

Sí. OpenLCA o SimaPro minimizan errores y proporcionan trazabilidad completa.

¿Puedo externalizar el trabajo?

Una consultora especializada suele reducir el plazo un 35 % respecto a un equipo interno sin experiencia previa.