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Carolina Skarupa
Product Carbon Footprint Analyst
El Análisis de Ciclo de Vida (ACV) se ha consolidado como una herramienta esencial para evaluar y reducir el impacto ambiental de los edificios y las infraestructuras.
En el contexto de la construcción, su aplicación permite identificar con precisión dónde se concentran los mayores impactos, optimizar el uso de materiales y avanzar hacia un modelo más sostenible y alineado con la economía circular.
En esta guía práctica, exploraremos cómo aplicar el ACV paso a paso dentro del sector de la construcción, desde su definición y fases metodológicas hasta la interpretación de resultados y su integración en proyectos reales.
El Análisis de Ciclo de Vida (ACV) es una metodología normalizada que analiza los impactos ambientales de un producto o sistema desde la extracción de materias primas hasta su disposición final. En el caso de la construcción, el ACV considera todas las fases de un edificio o infraestructura: fabricación, transporte, montaje, uso, mantenimiento y fin de vida.
Esta perspectiva integral es crucial. Los edificios representan alrededor del 40 % del consumo energético y de las emisiones de gases de efecto invernadero de la Unión Europea. Por tanto, evaluar solo la fase operativa es insuficiente. El ACV permite cuantificar el impacto real a lo largo de toda la vida útil del activo.
Además, la metodología ayuda a los equipos técnicos a priorizar mejoras en materiales, procesos constructivos y estrategias de mantenimiento que generen reducciones medibles de huella ambiental.
El Análisis de Ciclo de Vida (ACV) sigue una metodología estructurada que garantiza resultados coherentes y comparables. En el caso de la construcción, aplicar este enfoque implica recorrer una serie de fases bien definidas que permiten entender y cuantificar el impacto ambiental de un edificio o infraestructura desde su concepción hasta el final de su vida útil.
Conocer estas etapas es clave para planificar el estudio correctamente, asegurar la calidad de los datos y convertir los resultados en decisiones de diseño sostenibles:
El alcance de un Análisis de Ciclo de Vida (ACV) determina qué fases del proceso constructivo se incluyen en la evaluación y, por tanto, qué tan completo será el resultado. En el sector de la construcción, elegir correctamente el tipo de alcance es fundamental para definir los límites del sistema, establecer la comparabilidad entre estudios y garantizar que las conclusiones reflejen el impacto real del edificio o material analizado:
Elegir el alcance adecuado es fundamental. Un análisis “cuna a puerta” puede ser útil en decisiones de suministro, pero solo un estudio “cuna a tumba” o “cuna a cuna” refleja el impacto real del ciclo completo del edificio.
Las categorías de impacto más relevantes en la construcción incluyen:
Aplicar el Análisis de Ciclo de Vida (ACV) en una obra real implica trasladar la teoría a la práctica: recopilar datos concretos, modelar escenarios y comparar alternativas de diseño o materiales en función de su impacto ambiental. Este proceso permite tomar decisiones informadas desde la fase de proyecto hasta la ejecución y el mantenimiento, garantizando que cada elección contribuya a reducir la huella ecológica del edificio o infraestructura.
El proceso puede seguir estos pasos:
Implementar el Análisis de Ciclo de Vida (ACV) en la construcción no solo mejora el desempeño ambiental de los proyectos, sino que también aporta ventajas competitivas y económicas. Comprender sus beneficios permite a las empresas del sector anticiparse a las regulaciones, optimizar recursos y fortalecer su compromiso con la sostenibilidad.
Las ventajas del ACV son tangibles y medibles:
En definitiva, el ACV no solo mide impacto: optimiza decisiones técnicas y económicas durante el diseño y la ejecución de los proyectos.
Los desafíos más comunes a la hora de aplicar el Análisis de Ciclo de Vida (ACV) en el sector de la construcción son:
Para superarlos, es recomendable utilizar software especializado que integre bases de datos verificadas, como las Declaraciones Ambientales de Producto (DAP), y promover la colaboración entre arquitectos, ingenieros y consultores desde las primeras etapas del proyecto.
El Análisis de Ciclo de Vida (ACV) se rige por un conjunto de normas internacionales que garantizan la coherencia y comparabilidad de los estudios.
En el ámbito de la construcción, conocer estas referencias normativas es esencial para asegurar la validez técnica del análisis y alinearlo con los requisitos de certificaciones y marcos regulatorios europeos como:
Citar las normas aplicadas en cada estudio es esencial para garantizar su validez y permitir comparaciones entre proyectos.
El Análisis de Ciclo de Vida (ACV) debe asumirse como una herramienta estratégica, no como un trámite ambiental.
Para ello:
El ACV y la huella de carbono están estrechamente ligados. Mientras la huella de carbono se centra únicamente en las emisiones de gases de efecto invernadero, el ACV abarca un análisis más amplio, incluyendo consumo de recursos, contaminación y fin de vida.
Integrar un enfoque de economía circular significa diseñar edificios que puedan desmontarse, reutilizarse o reciclarse, cerrando así el ciclo de materiales. De esta forma, el ACV se convierte en una herramienta clave para diseñar edificaciones regenerativas y alineadas con los objetivos climáticos europeos.
El enfoque del ACV debe adaptarse a la naturaleza de cada proyecto:
Cada tipología requiere ajustar los límites del sistema y los supuestos de vida útil para obtener resultados comparables y relevantes.
El Análisis de Ciclo de Vida (ACV) es mucho más que una herramienta técnica: es la base de la nueva construcción sostenible. Aplicarlo permite reducir impactos, cumplir normativas europeas y posicionarse estratégicamente en un mercado cada vez más exigente.
En Manglai promovemos la integración del Análisis de Ciclo de Vida (ACV) como parte del diseño responsable.
Si te interesa profundizar, te recomendamos leer nuestros artículos sobre los mejores software para medir la huella de carbono, huella hídrica corporativa y reporting de sostenibilidad bajo la CSRD, que amplían esta visión desde un enfoque práctico y empresarial.
Depende del alcance y complejidad. Un estudio “cuna a puerta” de un componente puede costar unos miles de euros, mientras que un ACV completo de edificio puede superar los 20.000 €.
Entre 4 y 8 semanas, dependiendo de la disponibilidad de datos y la complejidad del modelo.
No necesariamente. El ACV cuantifica impactos, pero la sostenibilidad depende de cómo se actúe sobre esos resultados.
Sí, siempre que utilicen la misma unidad funcional (por ejemplo, 1 m² útil durante 50 años) y los mismos límites del sistema.
Las Declaraciones Ambientales de Producto (DAP) proporcionan datos verificables de materiales, fundamentales para elaborar ACV fiables y comparables.
Carolina Skarupa
Product Carbon Footprint Analyst
Sobre el autor
Licenciada en Ingeniería y Gestión Industrial en el Instituto de Tecnología de Karlsruhe con máster en Gestión y Conservación del Medio Natural de la Universidad de Cádiz. Soy analista de producto en Manglai y asesoro a clientes en la medición de la huella de carbono. Me especializo en desarrollar programas orientados a los Objetivos de Desarrollo Sostenible para empresas. Mi vocación por la preservación del entorno es clave para la implementación de planes de acción en el ámbito empresarial.
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